En KISHBOO no existe el tiempo

 

Domingo , 5 de abril de 2020

Hola,

Antes que nada agradecerte que dedicaras unos minutos la semana pasada a la carta que te envié y espero que durante la semana tuvieras esos momentos en los que el presente se hace consciencia.

La carta estaba escrita desde el corazón y fluía a medida que la escribía. Durante años, no escuché a mi corazón, a mi alma. Se desencadenaron una serie de situaciones o sucesos personales que me re-ubicaban, me re-colocaban en el camino que me llevaría a las «montañas», porque hasta ese momento, lo que hacía era ir en dirección contraria, era la sensación de ir en contra del viento, de estar siempre como rodeada de niebla que no te deja ver.

La claridad, poder ver lo que tienes delante, las pequeñas cosas; esas cosas que no tienen precio pero que tienen un gran VALOR. Ese VALOR que ha ido desapareciendo de nuestras vidas por la sociedad en la que vivimos, pero si realmente quieres, tendrás la oportunidad de darles de nuevo VALOR.
Es muy posible que LO estés viviendo durante estos días tan excepcionales, aprovéchalo si quieres; dependerá de ti cómo lo vivas y cómo esa experiencia se transformará más adelante.

Pero vivas como lo vivas, no tengas prisa.
Mira, ¿has observado la naturaleza, sus ritmos? más ahora que se nos muestra el poder de regeneración de la Tierra, por sí misma.
¿No te parecen esos ritmos hermosos?
Cuando plantas una semilla, lleva su tiempo. Cuando empieza a salir el pequeño tallo, lleva su tiempo. Y cuando se ha convertido en una maravillosa planta, lleva su tiempo. Y lo respetamos.
Así, me respeto a día de hoy y de esta forma puedo respetar a las demás personas. Cada una con su ritmo, con su consciencia.

Estas semanas las estoy viviendo desde el lugar que me corresponde. En mi casa- estudio, con mi familia, Oli, Greta y Misi, tres hermosos gatos que me acompañan diariamente.
Cada semana está siendo una evolución en diferentes aspectos.
Sí que es cierto, como te comentaba en la carta anterior, que llevaba tiempo trabajando el silencio, el descubrimiento, el aprendizaje, de mi ser, de lo que soy.

En cada semana las experiencias han sido distintas.
Desde un bloqueo al inicio, pasando de la observación a la aceptación y ahora, esta semana desde el respeto.

El respeto en todos los sentidos, si bien es cierto, que comencé con mi cuerpo físico.
Tengo un cuerpo muy sensible, como suelo decir, noto muchas cosas, antes lo veía como una adversidad, sin embargo, a día de hoy lo entiendo como una gran oportunidad para escucharlo / escucharme y para cuidarlo/ cuidarme.
Así que, tuve un pequeño aviso.

En esta ocasión y por primera vez en los años que hago ejercicios para la espalda, lo vi claro, lo hice desde el respeto y apliqué desde el corazón un Mantra de Yoga «OM MANANDA OM NAMAHA», que significa mantenerte libre del resultado en la práctica.
Qué pocas veces, o casi ninguna vez hacemos caso de este mantra …  Observo que he estado tantas veces «nublada» con mi espalda, con aquello de eliminar los síntomas, de conseguir una meta, un resultado para que la espalda estuviera «bien», de llegar al «máximo» , que por cierto no era mi «máximo». Que no me dejaba ver en realidad lo que pasaba.
Cada una tenemos un ritmo, unos tiempos, cuando los observas desde la honestidad y el amor, lo aceptas y lo respetas; todo fluye, todo sale, el nudo se deshace.
Estoy segura de que tú, también has sido consciente de esta experiencia alguna vez, ya sea con tu cuerpo físico o situación vital.

Kishboo, también lleva su ritmo, porque Kishboo es Vicky y todo lo que hago en Kishboo sale de mi corazón. Es esa pequeña parcela de huerto que labras y cuidas con amor y sabes que en algún momento las semillas darán  frutos. 
Es un proceso lento, no se admiten las prisas impuestas.
Sin límites, desde la libertad.
Cuando creo en Kishboo lo hago con muchas ganas, con entusiasmo, por ello en Kishboo no existe el tiempo. De hecho, el tiempo vuela.
La imaginación que la siento ilimitada y libre, en la que «algo aparece», lo que visualizo es tan vívido, tan certero que simplemente sale.
SALE, me sale sin más, no me cuesta nada.  «Algo» que estaba ahí lo transformo en la idea, los estampados, los colores, la colecciones.

Son las colecciones las que toman un VALOR muy alto gracias a ti. Porque a veces, sin darte cuenta, sin ser consciente, estás tejiendo junto conmigo y otras muchas personas un gran telar, que nos une, que nos conecta.

Un telar que veo como se deshilacha si no lo cuidamos porque todos formamos parte. Lo que no valoramos porque lo damos como seguro, lo que  «siempre ha estado ahí» un día deja de estar, de existir. Como los campos de naranjos, los almendros, los olivos centenarios…
Las empresas pioneras en creación de algodones de recuperación que son algunos de mis proveedores… te lo comentaré en otra carta … 

Hoy te cuento una pequeña anécdota de cuando vivía en Toronto, durante mi primer verano allí. En agosto casi todas las fruterías «destacaban» que gran parte de la fruta de temporada eran locales, de la región de Ontario. Estaban tan orgullosos que hasta mis compañeros de trabajo me dejaban probar la fruta que traían. Y siempre, me comentaban la suerte que teníamos en España de tener productos locales y en Valencia, además está rodeada de huerta y quién no tiene amigos con campos..
Y siendo consciente de que era así, les confirmaba que sí que era una suerte poder disfrutar de esas pequeñas maravillas, pequeñas pero con un VALOR muy alto. De esta anécdota hace ya 8 años….
A día de hoy, podemos comprobar de dónde proceden algunos de los productos que se nos ofrecen, desde verduras, frutas, legumbres… es el sin-sentido de la sociedad actual.

Así pues, cuando lo «ponemos todo en solfa» o lo miramos con una perspectiva global …
Desde la empatía y la observación, siempre he pensado que si se me dan las opciones/herramientas para desarrollarme, se transmitirá a los que tengo cerca y de la misma manera permitirá desarrollar igual al resto de las personas. 

Así que no es casualidad que las empresas que fabrican las telas, las cintas, las cremalleras, las pieles, las tintas, las pantallas de serigrafía,  el 99% de la materia prima / materiales que empleo en Kishboo para estampar sean españolas. 
Y es por ello, que formas parte de este gran telar cada vez que confías en Kishboo,  estos pequeños gestos vistos con perspectiva, me parecen maravillosos. Porque el VALOR que toma un producto de Kishboo es mucho, pero que mucho más alto que su precio.
Porque en esta sociedad, lo que importa no es el  VALOR intrínseco sino su precio.
Lo que importa en esta sociedad actual es si pueden producir más baratas sin importar la calidad, si las personas que las producen tienen o no tienen tan siquiera las mínimas condiciones que les permita su desarrollo, si para producirlo daño a otros seres vivos, a la naturaleza, a la TIERRA.

Y a pesar de que muchas personas puedan pensar que lo que hago con Kishboo  es ir a contra-corriente, «en contra del viento», por no seguir «esas normas» que son diametralmente opuestas  a mis valores, sé con certeza que Kishboo se desarrolla acorde con mi camino, con lo que sale del corazón.

Vivir la vida desde la honestidad, de forma auténtica, siguiendo ese camino que te lleva hacia las montañas, no nos parece fácil, en un principio, pero si confías … seras consciente de que tenemos la capacidad de aprender de las experiencias, evolucionar con las oportunidades; y es la sociedad la que con sus paradigmas y limitaciones, la que lo hace difícil.

Ahora, que sabes que estás dentro, de que formas parte «del gran telar» de la vida en el que estamos todas las personas conectadas, en la que caminamos juntas; puedes tomarte un momento,  teniendo en cuenta tus dificultades o circunstancias a día de hoy y en esta situación particular;  un momento de tranquilidad, para escuchar a tu corazón y saber que hay alguien a quién quieres contactar para decirle, simplemente que estas ahí, a tu manera, de la forma que sea. 
¿Verdad que cuando lo has hecho, como llevamos varias semanas, estoy segura que esta experiencia ya la has vivido, has sentido «algo»  que te conmueve?
Esos momentos son los que nos llenan el alma, repítelos porque son maravillosos, disfruta de ese momento, es el momento presente, no se repite ninguno igual, disfrútalo.

Al caminar contigo, mientras sigues esta lectura hay una canción que me acompaña y me gustaría que también te acompañe. Desde el alma que se refleja en el color de su voz al significado de la canción en sí, en el que nos decimos «estoy aquí»; espero que la disfrutes, si puedes escucharla con auriculares, mejor.  Bill Withers,  siempre fue un cantante honesto, fuera de la norma de la industria de la música, un pequeño «artesano» en un mundo loco por las prisas.

Nuevamente te doy las gracias por estar aquí, en este petit comité; por tu tiempo, por dejarme compartir contigo lo que nace del corazón. 

Un abrazo muy grande, 
Vicky